En el marco del proyecto M68 a través del cual la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM conmemoró los 50 años del movimiento estudiantil de 1968, la Dirección de Danza presentó una serie de eventos agrupados bajo el nombre de Cuerpos en resistencia. Parte sustancial de este programa es el proyecto Cartografía de la resistencia. Ocupaciones/ desagravios, integrado por una serie de intervenciones coreográficas en coordenadas de la Ciudad de México con gran carga simbólica en la historia de la resistencia social.
JUSTIFICACIÓN
Según su etimología, la política es la teoría de la polis. En tanto acción, se desarrolla en y para bien de la polis. Desde el punto de vista aristotélico, la plaza pública es el lugar para que el ciudadano pueda discutir los problemas del lugar donde se habita. Hipótesis: la presencia corporal de los ciudadanos y el discurso transforman todo sitio en una plaza pública, lo politizan. Así, determinados sitios en la ciudad han sido y, de cierta manera, siguen siendo, espacios políticos, sedes de la resistencia. Estos lugares (edificios, plazas, explanadas, baldíos), son vértices en los que convergen ejes políticos, históricos, simbólicos y arquitectónicos. Su ubicación en el trazo de la ciudad define una tipología de mapa político, describe una cartografía de la resistencia, que es necesario recorrer para resignificar sus múltiples sentidos.
PLANTEAMIENTO CONCEPTUAL
El objetivo del proyecto Cartografía de la resistencia. Ocupaciones/ desagravios consistió en investigar y ubicar las coordenadas específicas del mapa con el fin de ocupar los espacios con acciones coreográficas. Se usa el verbo ocupar como una respuesta a las acciones represivas utilizadas en 1968: el Ejército y la policía “ocuparon” espacios estudiantiles y plazas como una respuesta violenta a la invitación al diálogo público.
Lo que se buscó fue ocupar de nuevo esos espacios, de nuevo con cuerpos, de nuevo con un fin político, pero ahora con una intención estética. Fue una ocupación coreográfica de lugares ocupados en 1968 por cuerpos represivos, pero también fue una re-ocupación de sitios emblemáticos para otras resistencias: la lucha por la autonomía universitaria en 1929, los damnificados de los terremotos de 1985, las costureras esclavizadas en la zona de San Antonio Abad.
El 27 de agosto de 1968 se llevó a cabo la manifestación más grande del movimiento estudiantil. El acto que coronó esa marcha fue el izamiento de una bandera rojinegra (símbolo internacional de la huelga), en el asta de la Plaza de la Constitución. Luego de desalojar a los quejosos, el gobierno decidió organizar al día siguiente un fallido acto de desagravio a la bandera, en tanto símbolo.
Se desagravia lo que ha sido agraviado, violentado. En ese sentido, las ocupaciones coreográficas que se propusieron buscaron constituirse como actos colectivos de desagravio ante la violencia, más que ritual, ejercicio somático de acumulación simbólica: ocupar para transformar, para recodificar.
DESARROLLO